Los Ángeles, 13 mar (Prensa Latina) El actor Brendan Fraser, protagonista del filme La ballena, volvió al ruedo actoral por la puerta grande al conquistar el Oscar al mejor actor.
Pleno de emociones y tras recordar que tuvo oportunidades que «no supo agradecer», Fraser expresó su gratitud al cineasta Darren Aronofsky por darle «un salvavidas creativo» con su inclusión en el filme.
Los cinéfilos seguro recordarán la década de los noventa cuando el ahora oscarizado triunfó con protagónicos en George de la Jungla o La momia.
En el escenario de premiaciones esta noche, Fraser admitió que tras aquellas primeras oportunidades «las cosas no siempre han sido fáciles».
Ahora en La ballena encarna a Charlie, un profesor de literatura con obesidad mórbida que da clases online pero que se niega a mostrarse ante sus alumnos por la cámara de su computadora pues no quiere que nadie le mire ni le juzgue por su físico.
Debido a su peso excesivo tiene gran temor al rechazo y en una última oportunidad de redención intenta reconectar con su hija adolescente y retomar su relación.
Además de ser un desafío interpretativo tremendo, Fraser también enfatizó que este rol lo llevó al límite: «La ballena es el trabajo más exigente a nivel físico que he hecho nunca», confesó.
Durante más de un año, el actor que mide 1,91 metros y que pesaba antes unos 95 kilos llegó a alcanzar un peso de más de 250 kilos, el resto de volumen para el personaje lo alcanzó gracias a prótesis y un exigente proceso de maquillaje.
Tuvo que engordar 130 kilos, un aspecto muy diferente a cuando encarnaba a héroes y era considerado uno de los sex symbol del Hollywood de la década de 1990.
A pesar de todo, Fraser asegura que el sacrificio valió la pena y le hizo comprender mejor cómo la sociedad arremete contra la gente con obesidad y cómo estas personas se sienten presionadas por estigmas impuestos, en parte, por la industria del cine.
El laureado se impuso en su apartado de Mejor Actor a Austin Butler (Elvis), Colin Farrell (Los Espíritus de la Isla), Paul Mescal (Aftersun, atardecer) y Bill Nighy (Live).
Mucho se comenta que en el último año Fraser resurgió ante el público como un ave fénix, resarciéndose y venciendo adversidades como la muerte de su madre, el autismo de uno de sus hijos, su arduo divorcio y la depresión en la que estuvo inmerso.